Todos éstos años jugando a las escondidas, entre la fé en el destino que nos unió y la absoluta certeza de un imposible que nos quemaba entre los dedos cuando nos atrevíamos a pensarlo. Que increíbles fuimos, debo admitirlo, cuando entre tanta obviedad de lejanía y ausencia nos auto-convencíamos de que ello era una prueba, algún tipo de necesario período de melancolía para asegurar nuestra temple y…que idiotas, que tontos críos jugando a estar enamorados, ilusionados…
Anoche fue un intento de segunda parte en ésta peli barata. Vos elegiste el mismo lugar, yo elegí la misma noche. Pero ambos sabíamos que no habría manto de estrellas ni música lejana como aquella vez…
Tan extraño, repetir rituales. Ser casi amigos que esperan verse para contarse el propio drama, entre risas y chistes obvios, miradas cómplices y ni un te quiero. Porque ésas dos palabras estaban de más, y lo entendíamos. Se caían invisibles entre nosotros, nadaban despreocupadas en la espuma de la cerveza…
Y yo decidí no intentar nada más en un instante. Porque era obvio, trágico y obvio!!! Aquella mujer que yo esperaba estaba a kilómetros todavía, y así de imposible concebirla encerrada en un cuerpo tan frágil y solitario como el que yo mismo habitaba y del que pretendía escaparme tan seguido…nuestro sentimiento fue vacío de abandono, y como tal sólo existe en nuestra pena…lo entendés preciosa?? Yo acababa de ver la luz…
Ya de nada valdría tu intento de literatura, pretendiendo volver a aquel puerto que nos vio besar, sonrojar y sorprender incrédulos ante la vida tantos veranos atrás…
Nada de eso valdría, sólo espero tu adiós, alguna lágrima y el sincero beso que susurre “No sos mía…”
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